Catedral de Santa María del Fiore El Duomo. (Milán) |
Durante el siglo XIV, la arquitectura gótica italiana sigue manteniendo unas peculariedades propias, destaca la catedral de Orvieto, muy relacionada con la de Siena. En Florencia destaca la iglesia de la Santa Cruz, levantada por la orden franciscana, y el interior de la Iglesia de Santa María Novella. También en esta ciudad comienza a construirse la catedral de Santa María del Fiore, que se finalizaría ya en el nuevo estilo renacentista.
En el siglo XV, los finales del gótico empiezan a confundirse con los inicios del Renacimiento. En Venecia siguen construyéndose numerosos palacios, y en este siglo se termina el Palacio Ducal, destacando también el palacio Contarini y Cà d'Oro. La obra magna del gótico italiano es la catedral de Milán, que destaca por el recargamiento de su decoración y cuya construcción se prolongó hasta el siglo XIX. La catedral de Milán es un templo de grandes dimensiones, de cinco naves, una central y dos naves laterales por cada uno de los lados, con al menos cuarenta pilares atravesada por un transepto seguido por el coro y el ábside. La nave central es muy alta, tiene una altura de 45 metros, sólo es más alta la incompleta nave central de la catedral de Beauvais con una altura de 48 metros. La construcción es de ladrillo, recubierto de mármol de color rosa.
Los tejados, que están abiertos al público, permiten una observación cercana de algunas esculturas de gran calidad. Es muy destacado el bosque de pináculos y chapiteles que se puede observar desde los mismos. El punto más alto del templo es la La Madonnina, obra en cobre dorado, de Carlo Pellicani, inaugurada en 1774.